domingo, 21 de febrero de 2010

Roy Sullivan había quedado con la parte más oscura de su personalidad. Se habían citado en una cafetería céntrica, donde los septagenarios se mezclan con parejas de adolescentes que se regalan arrumacos, en las primeras semanas de una relación que un día terminará.
Sullivan entró, y allí lo vió, en una mesa al fondo. Solo. Fumando, y con una copa de ginebra en la mesa. Apenas se saludaron.
Roy pidió un café y al fín dijo: -Mírate, sigues igual, solo, fumando y bebiendo, y malhumorado.
-Estoy harto de todo....y de todos. Yo me esfuerzo, pero no merece la pena....¿los has visto?
-¿A quién?- preguntó Roy, aunque imaginaba lo que quería decir su otro yo.
-A todos estos- Dijo, señalando con la cabeza, a nadie en concreto- Todos están pasando el tiempo, es sólo eso, Roy, es hacer tiempo, hasta que llega la hora.
-No me jodas, siempre estás con lo mismo!.
-Los unos esperan su hora, y los otros esperan algo que nunca llega.
-El qué- Preguntó Roy con desgana.
-La felicidad, Roy, no te hagas el tonto, el amor, el equilibrio, la tranquilidad....la placidez.
-¿La placidez?.¡Menuda chorrada!
-No, Roy, no. Nos engañan de pequeños, luego nos engañamos nosotros solitos, y luego engañamos a los que vienen, ¿y sabes para qué?
Roy levantó ligeramente la barbilla inquiriendo, aunque demostrando cansancio y hastío a la vez.
-Para que el juego se mantega indefinidamente. Es como esas compraventas en pirámide, compras y luego vendes, y ese otro venderá, y la base de la pirámide se ensancha. ¿Sabes cómo es esa base ahora mismo?
-¿Muy grande?- No estaba muy seguro de entender a dónde quería ir a parar su lado oscuro.
-Seis mil millones.
-Ah. ¿Y qué propones?
Por primera vez, su otro yo sonrió, apuro la copa, y se levantó, dejó caer un billete de 10 en la mesa, y se subió el pantalón del traje, dejando entrever la empuñadura de su revólver. Y así desapareció de la cafetería, entre ancianos y universitarios. Roy terminó su café y también salió. No sabía cuando volverían a verse de nuevo. Sólo esperaba que pasase mucho tiempo, otra vez.

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